“Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice y además más y otra cosa”.
Alejandra Pizarnik. La palabra que sana.
Durante dos meses y medio, el Plan Provincial de Lectura, dependiente de la Subsecretaría de Planeamiento Educativo, trabajó con más de 150 docentes de sala de 5 del Nivel Inicial y primer grado del Nivel primario de escuelas de gestión pública de nuestra provincia.
El dispositivo de formación “La densidad de las palabras: las conversaciones literarias como herramienta de mediación de la lectura” buscó generar espacios de conversación sistemáticos desde la lectura de textos literarios. Habilitar espacios para “decir”, construir comunidades de lectores, transformar a los estudiantes en escuchas cooperativos y poner en diálogo las diferentes miradas sobre el mundo que ofrecen tanto el texto literario como los lectores.
Literatura y conversación: subjuntivizar la realidad / lector escribe su propia lectura
“La apuesta por la literatura tiene relación con su capacidad para cuestionar las certezas, para desestabilizar las miradas sobre la realidad, dado que la reestructura constantemente. La amplitud que genera en la concepción del mundo del lector es provocada por un discurso cincelado con metáforas, desviaciones de sentido, descripciones de personajes, perspectivas de enunciación y otros modos de subjuntivizar la realidad a través del lenguaje”.
Patricia Noemí Rodriguez. Conjeturas: acerca de lectura, lectores y literatura.
La experiencia estética que ofrece la lectura literaria, como práctica simbólica, conduce a las personas a una mayor comprensión de las relaciones humanas, de los contextos sociales en los que se desenvuelve y abre el camino para la educación democrática del individuo. Para Jerome Bruner, el valor de la lectura de los textos literarios es poder acceder a una forma de crear conocimientos diferentes al lógico racional. La literatura permite producir mundos cuando los lectores se enfrentan a un discurso que reaviva su imaginación y lo compromete a construir significados a partir de la guía del texto. Asimismo, como afirma Michèle Petit, da lugar a una serie de procesos de construcción de la subjetividad y la autonomía, permite la apropiación de registros simbólicos que abren paso a “otras” experiencias, a encontrar desde la distancia, lejos de los entornos cotidianos, imágenes de uno mismo, de los demás y del mundo.
En la lectura solitaria de los textos literarios, las personas se encuentran con recorridos de otros seres ficcionales y con las huellas que han dejado otros lectores sobre esas palabras. Sin embargo, es cuando los lectores verbalizan sus experiencias, junto a sus pares y docentes, el momento en que pueden ver desde otros ángulos, lugares y fronteras los sentidos que han construido. De esta manera, dialogar con otros sobre un texto tiene como resultado ampliarlo, hacerlo crecer y, con ello, explorar el universo de significaciones que los textos literarios ofrecen.
Adam Chambers, en su libro “Dime”, sostiene que la conversación literaria es un acto de habla privado y público: los lectores involucran a otros porque quieren comunicar algo, tienen la necesidad de oír en su propia voz y en las de los demás lo que ha sido un pensamiento interno con la motivación publica de aclarar con otros lo que por sí mismo no puede decir. El efecto público de la conversación literaria es un acercamiento, una apreciación de un libro que supera lo que cada uno de los miembros de la conversación podría haber logrado solo. La lectura posee así el efecto de “despegue” hacia lo que era desconocido: nuevos sentidos se revelan en las interacciones entre lectores. En este sentido, la construcción de forma cooperativa de significados y sentidos recupera el rol de la lectura como un espacio intersubjetivo conformado históricamente y, con esto, el rol de lectores que comparten significados y dispositivos de lectura, usos y maneras de vinculares con los textos diversos.
Conversaciones literarias y construcción de sentidos en la escuela
En un mundo escolar en el que existen pocos momentos para encontrarse con la propia voz y la de los otros, es fundamental construir espacios para compartir la palabra. Como sugiere Cecilia Bajour, la escuela de hoy se encuentra herida por la exclusión y por diversas formas de violencia real y simbólica y, en un contexto así, incluso el silencio es interpretado como enajenación de la palabra propia. Las conversaciones buscan democratizar el aula como el lugar primordial de circulación de la palabra, y con ello volverla más habitable, revirtiendo las relaciones desiguales de poder.
La lectura en sí misma siempre implica un diálogo pues todos los libros son incompletos y, por lo tanto, el lector enlaza, construye y reconstruye sentidos. Chambers, advierte que siempre que se lee se experimenta una respuesta y que en la mayoría de las ocasiones el primer impulso de la gente que ha disfrutado de una obra literaria es conversar acerca de ella con un amigo o algún conocido, pues hay un gusto particular por explorar lo sucedido en la experiencia, hablando acerca de ello. Enfrentarse con un texto es conversar, desde los propios saberes y conocimientos, con un autor y con uno mismo pues se produce allí un intercambio en el que es necesario rectificar o ratificar convicciones, puntos de vistas y experiencias. Ahora bien, interactuar con los textos, interrogarlos, hacer inferencias, relacionarlo con los propios conocimientos, abordar su estructura no es tarea sencilla y, por ello, convierte en fundamental la presencia de interlocutores que puedan retomar la interacción con el texto y tender puentes para el diálogo y la construcción de sentido.
Atendiendo a la necesidad de un diálogo sobre los textos literarios, uno que no se estanque en monólogos fragmentados, esta propuesta buscó poner en escena lectores cuyo interés esté concentrado en un texto compartido y en generar una lectura cooperativa a partir del diálogo, la pregunta y el cuestionamiento. En el encuentro con el otro, los caminos no son unidireccionales, inmutables y normados. Por el contrario, las lecturas y los modos de leer difuminan las certezas preestablecidas. Los lectores, “irreverentes”, son los protagonistas pues son sus interpretaciones y sus propias historias de lectura para desenterrar el mundo a través del lenguaje.
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